Nuestra siguiente parada es Trondheim, tercera ciudad más poblada de Noruega. Un fiordo abraza su casco histórico, abriéndose paso entre casitas de colores, puentes y construcciones de gran valor arquitectónico, histórico y cultural.
Trondheim
Trondheim, antes llamada Nidaros, fue la capital de Noruega de 1030 a 1217. Es esa pieza de puzzle que no podría ocupar otro espacio ni lugar. Un enclave estratégico, en el cual el Rey Vikingo, Olav Tryggvason, estableció su puerto comercial al ser un fiordo que no tiene hielo en ningún momento del año. Puerto, del que merece la pena desembarcar si viajas en crucero, para descubrir sus pintoresco paisaje.
Podrás disfrutar de un gran contraste paisajístico y una amplia oferta de ocio en una ciudad de ambiente muy juvenil ya que es sede de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.
Catedral de Nidaros
La Catedral de Nidaros ha sido un lugar de peregrinación muy famoso durante casi 1000 años. Punto de llegada del Camino de Nidaros, una serie de rutas a pie similares a nuestro Camino de Santiago. Arropada entre casitas y edificios, que parecen sacados de un cuento, en un desorden muy bien ordenado de color y tamaño.
De estilo Romanesco y Gótico, merece la pena contemplar cada detalle. Fue Iglesia Católica desde su fundación (1152) hasta la abolición del catolicismo en 1537. Desde entonces ha sido catedral Luterana. Un interior algo oscuro, silencioso a pesar del transitar de gente en el que puedes escuchar el sonido de sus órganos (uno de ellos data del barroco del S.XVIII). Una edificación umbría de aspecto, que contrasta con el intenso verde que la envuelve. Sin duda, visita obligada.
Perderte por sus calles, no tiene desperdicio. Quedarás maravillado con la belleza de esta ciudad desde cualquier perspectiva o rincón, en el que camina de la mano en una simbiosis perfecta, naturaleza y edificación.
Me sorprendió, que a pesar de visitar esta ciudad en el mes de Junio, época de «buen tiempo» y ser una de las ciudades más pobladas de Noruega, había mucha tranquilidad por sus calles y parques. Tranquilidad interrumpida sin duda, con la llegada de turistas a puerto.
Los españoles con los que pudimos hablar, en su mayoría estudiantes, nos contaron que la oferta de ocio es muy variada y que es un buen destino para pasar una temporada.
Puente Viejo
Otro lugar que no puedes dejar de ver, considerado como uno de los símbolos más característico de Trondheim, es el Puente Viejo. Un puente que conecta el centro de la ciudad con el Barrio de Bakklandet.
Edificios de madera de intensos y variados colores, construidos sobre pilotes, en el S.XVIII. Muy cerca, en el muelle, puedes encontrar una larga calle adoquinada con casas bajas de madera, en la que podrás disfrutar de los cafés de moda, cervecerías de producción propia, restaurantes y galerías de arte y artesanía.
Para comer hicimos parada en EGON, uno de los locales más afamado y concurrido de la ciudad. Nos animamos a comer aquí, por su ambiente joven y estudiantil donde se entremezclaban apuntes, entre jarras de cerveza y hamburguesas. Pero el precio, a pesar de ser uno de los locales de mejor relación calidad-precio, es algo disparatado para lo que estamos acostumbrados en España. Degustamos un plato combinado, una hamburguesa, dos bebidas y dos postres, por la friolera cifra, al cambio, de 100 euros la pareja.
Compartimos mesa con compañeros de crucero y teníamos tanta hambre que al llegar al restaurante no calculamos la conversión de la moneda. Nuestra sorpresa al pedir la cuenta fue mayúscula, pero nuestras risas ante la situación lo fueron aún más. Ten en cuenta que Noruega, es el segundo país, por detrás de Suiza con un mayor salario medio del mundo, que se sitúa en más de 5000 euros/mes con una tasa de paro de tan solo el 4%.
Stiftsgarden
Siguiendo nuestra ruta sin rumbo por las laberínticas calles de Trondheim, llegamos a Stiftsgarden, la Residencia Real.
Es considerado como el edificio de madera más grande de Europa. Sus amplios ventanales dejaban entrever su interior.
Museo de Historia Cultural
Nuestra última visita es el museo de historia cultural. Pero no se trata de un museo al uso.
Es una antigua ciudad que se conserva perfectamente en la que podemos aprender y conocer sobre el estilo de vida, mas antiguo y característico del país.
El museo se divide en dos zonas. Una primera, en la que descubrimos cómo es la vida en el campo de los agricultores, en casitas rústicas, más separadas entre sí. Cubiertas por césped sobre su tejado como método rudimentario aislante del frío.
Y otra zona, en la que se ubica la ciudad, con casas de madera pegadas unas a las otras diferenciándose por los colores de sus fachadas.
Sin duda es impresionante caminar entre ese paisaje y recorrer las humildes dependencias de las casas y comercios de la época, perfectamente conservadas.
No es de extrañar que los habitantes de Noruega cuiden, mimen y disfruten de los paisajes que el planeta les ha regalado, respetando la belleza de sus paisajes desde tiempos remotos. Un país en el que la modernidad no ha enturbiado ni transformado la esencia del ser humano: Su Naturaleza.
Cuando te acercas a la naturaleza te acercas a tí mismo.Candidman