Hay restaurantes a los que sueñas ir por la grandiosidad, belleza y singularidad de su entorno, no tan solo por su jugosa carta. Lugares con encanto propio, con alma, con los que ya empiezas a disfrutarlos tan solo planeando ir. El restaurante japonés Tseen ja, del hotel Azulik, es un claro ejemplo de ello.
¡Cuántas veces, desde el sofá de casa en pijama, a más de 8000 km de distancia, nos hemos imaginado cruzando su puente colgante entre la selva con nuestras mejores galas!
¡Cuántas veces, sentados en nuestra mesa degustando un vino, nos hemos imaginado disfrutando de una cena romántica, en privacidad, al cobijo de un nido elevado sobre las copas de los árboles, tal cual tórtolas! Cumpliendo esos sueños, aquí estamos.
Tseen Ja
Este restaurante, tiene dos formas de acceso. Desde el exterior del hotel, o la más impresionante, desde el interior del mismo a través de un elevado puente que enlaza a su paso con el tradicional bar Mantli (súper recomendable experiencia de cata de mezcales) y con el restaurante Kin toh (el cual también merece una visita para cenar o para tomar un coctel caribeño). Este puente también nos conduce a la famosa copa del pintor, un nido gigante desde el cual ver el atardecer.
El ambiente es muy acogedor. La decoración natural y salvaje, te hace sentir constantemente que estás sobre la jungla, pero sin dejar de lado ese toque elegante y cuidado que tanto caracteriza a Azulik. Materiales de maderas y colores neutros. Mesas a distinta altura, siendo protagonistas los asientos a nivel de suelo, haciendo honor a las tradiciones japonesas.
Nuestra Experiencia
Es la primera noche de nuestra estancia en Azulik y queremos acabar este día, con una cena muy especial. Aun con el sol fuera llegamos al restaurante, muy ilusionados, para no perdernos detalle alguno de este idílico lugar.
Se puede cenar en cualquier mesa sin coste adicional, y todas son maravillosas, pero nosotros habíamos reservado la privacidad del nido agua (el cual si tiene costo extra). Desde 17.30 hasta las 23.00 horas podemos hacer uso y disfrute del mismo.
Al fondo, el mar Caribe. Conforme anochece el entorno se transforma. El restaurante, al igual que todo el hotel, se caracteriza por no disponer de luz eléctrica. Son las luces de las velas y de unas lámparas que nos recuerdan a la luna, las que iluminan la velada.
La atención es excelente, el trato maravilloso y cercano. Nos hicieron sentir tan cómodos que por momentos nos pareció que estábamos sentados en ese sofá de casa, con calor de hogar. Gracias!!!
Es momento de contaros nuestra experiencia con la gastronomía. No olvidemos que estamos en un restaurante aunque, como hacía mención en la introducción del relato, Tseen Ja es mucho más que un lugar en el que cenar.
Cocina Tseen Ja by Azulik
Tseen Ja by Azulik es más que un restaurante; es un santuario para el paladar que mezcla dos mundos gastronómicos: Japón y México. Aquí, la filosofía culinaria japonesa, con su enfoque en la pureza y precisión de cada ingrediente, se encuentra con la riqueza de sabores e intensidad de la cocina mexicana, creando un lenguaje culinario nuevo, donde cada plato presentado y degustado es una conversación entre ambas culturas.
Cocktail
Para entrar en «calor» y conjugar los platos que tenemos pensado degustar, comenzamos con un Oriental Mule: Sake, jengibre, sorbete de limón y cerveza japonesa. La base de sake aporta suavidad y un toque dulce que, junto al jengibre especiado, despierta el paladar sin dominarlo. El sorbete de limón añade una acidez controlada y suave textura, equilibrada a la perfección con la efervescencia ligera y el amargor tenue de la cerveza japonesa. Reinterpretación de un clásico, fusionando tradición y frescura oriental. ¡Delicioso!
Entrante
Como recién llegados, y sabedores de que la cantidades servidas son considerables, y aún más, siendo cena, decidimos no sobrepasarnos en platos por lo que comenzamos con unos Baos Yin-Yang.
El bao negro (Yin), teñido con tinta de calamar, es una explosión de sensaciones que comienza desde el primer bocado. La jaiba katakuriko (cangrejo azul en tempura de patata), que se presenta rebozada y crujiente, aporta una textura que contrasta maravillosamente con la suavidad del pan bao, mientras que el rebozado añade un crujido satisfactorio que invita a seguir disfrutando. La mayonesa picante, con su cremosidad y ligero picor, equilibra la intensidad de la jaiba, y realza los sabores del mar, aportando un golpe de umami y calidez que envuelve el paladar. Por último, la cebolla curtida aporta una textura crujiente y su sabor, ligeramente dulce y ácido, crean un contraste vibrante, elevando el conjunto «hasta el infinito y más allá». ¡Una bestialidad!1
El bao blanco (Yang) es una experiencia sensorial que nos transporta a otro universo gastronómico. En su interior, encontramos la exquisita panza de cerdo Kurobuta, un corte japonés de alta calidad, conocido por su intenso sabor y su excepcional marmoleado que aporta jugosidad y ternura. Se acompaña de shiitake y cebolla caramelizada, cuyos sabores terrosos y umami intensifican la complejidad y contrastes de texturas del plato. Finalmente el toque de wakame (alga marina de sabor sutil) aporta un frescor ayuda a equilibrar el conjunto. ¡Fantástico!¡Riquísimo!
Principal
Como plato fuerte, nos decidimos por el Batayaki de Mariscos. Con camarón y callo de hacha frescos del Caribe, el salteado se impregna de mantequilla de chalote y de un toque de sake xcatik (variedad de chile y pimienta de origen maya) que da un toque de picante. La soya fermentada con ajo, un elemento clásico en la cocina japonesa, es el lazo de unión: potencia la dulzura natural de los mariscos y deja una estela salada que despierta los sentidos. Una representación perfecta de cómo el producto local se convierte en algo exótico. ¡Una p… delica! ¡Excepcional!
Postre
Pasando ya al postre, tenemos un Cremoso de Coco. Si eres amante del coco, este postre es la definición de “soñar despierto”: el coco tostado, evocando el trópico, se une con un cheesecake de notas de cardamomo, equilibrado con la acidez frutal de las semillas de maracuyá. Todo acompañado por un helado de Calpi (una bebida japonesa a base de leche fermentada) con un toque de sake, que le aporta frescura y un dulzor que suaviza y lo complementa a la perfección. Un postre ligero que encapsula la delicadeza de la pastelería japonesa y el sabor tropical de México. ¡Extraordinario!
Tseen Ja by Azulik no sólo se trata de platos exquisitos (que lo son), sino de una experiencia completa: entorno diseñado para sumergirte en una atmósfera de conexión con la naturaleza y la alta cocina. Desde la arquitectura en madera hasta la iluminación, cada detalle te hace sentir que estás en un espacio suspendido entre dos mundos. Aquí, comer no es solo saciar el hambre, sino participar en un tu ritual personal donde fusiones cultura, sabores y emociones.
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1 La salsa era una «bestialidad parda», pero infinitamente inferior al Bao de Cangrejo Azul que nuestros amigos de Conjugoo han presentado en su nueva carta.