Tromso, capital del norte de Noruega, es una cosmopolita ciudad situada dentro de un gran fiordo en la isla de Tromsoya, a 350 km por encima del Círculo Polar Ártico. También es conocida como la puerta del ártico, ya que es la última gran ciudad que podrás encontrar antes de Cabo Norte.
Mirador del Monte Storsteinen
La mejor panorámica paisajística que puedes obtener para disfrutar de la ciudad, es desde el mirador del Monte Storsteinen, al cual puedes acceder por funicular.
El día que subimos, estaba muy nublado y no se podía apreciar el paisaje en toda su plenitud. De hecho, bromeamos sobre la idea de un “fotógrafo de guardia” contratado por los catálogos publicitarios. Ya que en todas las imágenes, siempre podemos ver días muy soleados. Tristemente, en nuestro caso, durante las dos semanas que duró nuestro recorrido, solo en uno de ellos nos acompañó el sol. Aún así, entre la niebla, la ciudad no pierde su encanto y puedes dislumbrar un paisaje de postal.
La isla, tiene la peculiaridad de unirse al continente por un puente y un largo túnel.
Catedral Ártica
Otro rincón destacado de Tromso es la conocida Catedral Ártica. Aunque no es en realidad la Catedral de la ciudad, si no una iglesia parroquial. Su peculiar construcción te sorprenderá.
Iglesia de Ntra. Sra. de Tromso
La verdadera Catedral, es la Iglesia de Nuestra Señora de Tromso. Una singular constucción de madera.
No puedes irte de la ciudad sin visitar alguno de sus impresionantes museos. Nosotros fuimos al Museo Universitario de Tromso.
Museo Universitario de Tromso
En su interior podrás descubrir exposiciones muy interesantes relacionadas con la investigación de la propia universidad, el arte, la historia y la ciencia de esta región de Noruega.
También todo lo relacionado con la vida Sami, pobladores indígenas que habitaban en esta área y sus peculiares viviendas-cabañas.
Al salir del museo puedes ver estas cabañas, con una familia «viviendo» en su interior. Una experiencia muy interesante.
Tromso, al estar sobre el Círculo Polar, es una ciudad perfecta para observar el sol del medianoche, fenómeno que ya hemos descrito. Pero también lo es, para ir en busca del tan admirado espectáculo de las auroras boreales.
Las mejores fechas para contemplarlo es desde finales de septiembre hasta finales de marzo, ya que hay muchas horas de oscuridad. Nuestro guía, nos comentó que no siempre puedes vislumbrarlas, ya que tienes que coincidir con cielos muy despejados. De ahí, quizás la expresión muy utilizada de “ir a la caza de la aurora boreal”. Pero debe ser tan mágico el momento que sin duda, alguna vez volveremos en busca de esta especial y mágica “cacería”.
Para finalizar este día, tras una animada cena en nuestro barco, subimos a cubierta para acabar la velada contemplando nuestro ocaso o atardecer eterno de medianoche. ¡Es tan mágico poder disfrutar de los colores de una puesta de sol a cualquier hora de la noche!
Un momento sin duda muy especial y romántico.
El sueño, es la aurora boreal del pensamiento.Ignacio Manuel Altamirano