En la remota isla de Lanzarote, en el corazón del archipiélago canario, se encuentra una de las maravillas naturales más impresionantes de España: el Parque Nacional de Timanfaya. Este enclave único, que abarca aproximadamente 51 kilómetros cuadrados, es un testimonio vivo de la poderosa fuerza de la actividad volcánica y una muestra impresionante de la belleza que puede surgir de la destrucción.
En 1974 fue declarado como Parque Nacional. En su interior se encuentran más de 25 volcanes, siendo algunos de los más emblemáticos las Montañas del Fuego, la Montaña Rajada y la Caldera del Corazoncillo.
Formación del Parque Timanfaya
Existen numerosos documentos históricos que cuentan los procesos eruptivos y que dieron lugar a lo que actualmente conocemos como Parque Nacional de Timanfaya. El manuscrito del Párroco de Yaiza, Don Andrés Lorenzo Curbelo, relata los acontecimientos desde el comienzo de la erupción hasta que la población emigró entre 1731 y 1732 ante los continuados procesos volcánicos que se sucedieron.
Se abre el Infierno
El 1º de Septiembre, de 1730, entre las nueve y diez de la noche, la tierra se abrió, cerca de Chimanfaya, en una descomunal fractura, de más de 20 Km. de longitud, de la cual emergieron múltiples bocas de magma generando incontenibles riadas de lava que cubrieron caseríos y cortijos.
El 18 de Octubre tres nuevas aberturas se formaron inmediatamente encima de Santa Catalina. Los truenos y las explosiones que acompañaron a estos fenómenos, la obscuridad producida por la masa de cenizas y el humo que recubre la isla forzaron más de una vez a los habitantes de Yaiza a tomar la huida.
Las explosiones producidas por los volcanes, cuyo estruendo podía oírse claramente desde Gran Canaria y Tenerife, se entremezclaban con densísimas nubes de cenizas que sumían la isla en una oscuridad tan profunda como la de la noche, cubriendo la lluvia de estas ardientes arenas vastas extensiones de terreno cuyo ejemplo más notorio y conocido lo constituye en la actualidad el pintoresco paraje de La Geria.
La actividad volcánica se mantiene durante más de cinco años y medio, el volumen de lava se estima que pudo alcanzar un 1 Km3 (1000 millones de m3) y modificó por completo la antigua morfología de la isla.
En el siglo XIX, el 31 de Julio de 1824, se producen nuevas erupciones, de las que surgen tres volcanes que surgieron: Tao, Volcán Nuevo del Fuego y Tinguatón. La actividad volcánica cesó hacia el 25 de octubre de ese mismo año. Después de todos estos sucesos, los volcanes de Lanzarote han entrado en un período de calma, dejando su huella e impidiendo la habitabilidad de toda esta zona.
Zona de Exclusión Volcánica
La mayor parte del Parque Nacional de Timanfaya es inaccesible para los visitantes, ya que se considera una zona de exclusión volcánica. Sin embargo, esto no impide que los visitantes disfruten de la maravilla de Timanfaya. Los recorridos en autobús bien organizados llevan a los visitantes a través de este paisaje lunar, brindándoles una visión cercana y personal de la majestuosidad de la actividad volcánica pasada y presente.
Fuego Bajo Tierra
Una de las características más notables de Timanfaya es la persistencia de la actividad geotérmica bajo tierra. En el Islote de Hilario, los guías turísticos realizan demostraciones en vivo de la actividad volcánica subterránea. Al ver cómo el agua se convierte en vapor hirviente al entrar en contacto con el calor del subsuelo, los visitantes pueden apreciar la inquebrantable energía que yace bajo la superficie de la Tierra.
Fauna y Flora. Timanfaya
La Flora
Entre las plantas más evolucionadas merece especial mención, por lo paradójico de su presencia en terrenos aparentemente tan secos y calcinados, el junco (Juncos acutus), pues se trata, como es bien sabido, de una planta de lugares pantanosos o cuando menos de humedales; pero no se olvide el gran poder higroscópico del lapilli (Pequeños fragmentos de lava arrojados por los volcanes).
Muchas de estas plantas superiores son joyas de la flora canaria, entre las que no podían faltar, como es lógico, algunos endemismos de Lanzarote, como la ‘lengua (de) vaca’ (Echium pitardii), de bellas flores acampanadas de color azul; o la ‘tojia’ (Odontospermum intermedium), una compuesta de grandes flores amarillentas y hojas aterciopeladas, e incluso uno casi privativo de esta zona de la isla, el ‘saladillo’ (Polycarpaea robusta), verdadero orgullo botánico del parque.
La Fauna
Aves
La fauna incluye especies muy interesantes. Solamente entre las aves nidificantes se han contabilizado cerca de una veintena de ellas. La familia de las proceláridas, aves eminentemente pelágicas, se halla representada por varias especies, entre las que descuella por su número y corpulencia es la popular «Pardela» (Calonectris diomedea).
Destaca el «Guirre» (Neophron percnopterus), el ave nidificante de mayor tamaño en la isla, que mereció del maestro de ornitólogos, Félix Rodríguez de la Fuente, el sobrenombre de «buitre sabio» por la facultad que ha desarrollado de coger con el pico una piedra y utilizarla como herramienta con la que romper huevos de avestruz. Esta ave ha quedado reducida a sólo unas dos o tres parejas, una de las cuales ha sentado sus reales en el parque, siendo objeto de máxima protección.
Mamíferos y reptiles
Entre los mamíferos ocupa lugar de honor el minúsculo «Ratón trompudo» (Crocidura canariensis), una especie de musarañita descubierta hace pocos años para la ciencia.
Bajo sus infinitas piedras buscan refugio dos lacértidos muy comunes en la isla, la huidiza «Lagartija» (Gallotia atlantica) y el «Perinquén» o «Rañoso» (Tarentola angustimentalis), cuyo color puede variar entre un gris claro y un negro bastante acusado.
Lo que antaño fuera motivo de desolación, miseria y lágrimas constituye en la actualidad, con sus dantescos paisajes y demás atractivos naturales, un lugar de admiración y asombro para cuantos lo visitan.D. Agustín Pallarés Padilla