Una réplica de la Nao Trinidad, el barco insignia de la expedición de Magallanes que inició la primera circunnavegación del mundo en el siglo XVI, ha llegado al puerto pesquero de Mazarrón y hemos decidido realizar una visita y después aprovechar el día de sol y playa.
Esta embarcación histórica, gestionada por la Fundación Nao Victoria, ha regresado a España tras varios años recorriendo la Costa Este de Estados Unidos. La réplica estará abierta al público para visitas hasta el 23 de febrero. Las entradas tienen un costo de 3 euros para niños, 6 euros para adultos y 15 euros para familias con hasta tres niños.

La Nao Trinidad: Un Emblema de la Era de los Descubrimientos
La Nao Trinidad, también conocida simplemente como «Trinidad», fue uno de los navíos más emblemáticos de la Era de los Descubrimientos. Este majestuoso barco fue la nao capitana de la expedición comandada por Fernando de Magallanes y completada por Juan Sebastián Elcano entre 1519 y 1522, que protagonizó la Primera Vuelta al Mundo, la mayor hazaña marítima de la historia. Esta expedición circunnavegó por primera vez el planeta, abriendo nuevas rutas, conectando continentes y océanos, y conociendo los pueblos y culturas que habitaban las tierras que tocaron a lo largo de su inmensa travesía: Brasil, Argentina, Islas Marianas, Islas Filipinas, Indonesia, Brunei y Timor.

Dimensiones y Características del Navío
La Nao Trinidad era una impresionante embarcación para su tiempo. Con una eslora de aproximadamente 28,30 metros y una manga de 7,96 metros, poseía una capacidad de desplazamiento de alrededor de 120 toneladas. Su estructura era robusta y estaba diseñada para enfrentar las adversidades de largas travesías oceánicas. La Trinidad contaba con tres mástiles, un bauprés y seis velas, arbolando 300 metros cuadrados de velamen con maniobra fiel a la nao original del siglo XVI. Además, estaba equipada con numerosos cañones para su defensa, reflejando la importancia de la protección en estos viajes de exploración.

La Expedición de Magallanes y Elcano
El 10 de agosto de 1519, la Nao Trinidad zarpó de Sevilla al frente de una flota de cinco barcos. Tras su estela y su guía, cruzaron el Atlántico, recorrieron América del Sur, descubrieron el estrecho de Magallanes y atravesaron el inmenso océano Pacífico, hasta alcanzar las Islas Marianas y las Islas Filipinas. Durante la expedición, la Trinidad enfrentó numerosos desafíos, incluyendo tormentas, enfermedades y el descontento de la tripulación.

Fernando de Magallanes murió el 27 de abril de 1521 en la isla de Mactán (Filipinas) en un enfrentamiento con los nativos. A pesar de contar con una avanzada tecnología militar europea, Magallanes y su pequeño grupo de soldados fueron superados en número y, finalmente, éste fue asesinado por los guerreros indígenas.

La muerte de Magallanes fue un golpe significativo para la expedición, pero no fue en vano. Su tripulación, liderada por Juan Sebastián Elcano, continuó el viaje y logró completar la primera circunnavegación de la Tierra, demostrando la valentía y determinación de estos navegantes.

La Vida a Bordo de la Nao Trinidad
La vida a bordo de la Nao Trinidad no fue fácil para la tripulación. Los marineros enfrentaron condiciones duras y peligros constantes, desde tempestades y mares embravecidos hasta la escasez de alimentos y agua potable. El espacio limitado y las largas jornadas de trabajo también contribuían al agotamiento físico y mental. Sin embargo, a pesar de estas adversidades, la tripulación mostró una notable resistencia y perseverancia, motivada por la promesa de riquezas y la aventura de explorar tierras desconocidas.

Interacciones con Culturas Locales
A lo largo de su travesía, la Nao Trinidad y su tripulación tuvieron múltiples interacciones con culturas locales en diferentes regiones del mundo. En América del Sur, la expedición se encontró con pueblos indígenas que les proporcionaron alimentos y suministros. En Filipinas, las relaciones inicialmente amistosas se tornaron violentas, resultando en la muerte de Magallanes. Estos encuentros no solo influyeron en la expedición, sino que también dejaron un impacto duradero en las comunidades locales.

El Destino Final de la Trinidad
Tras más de dos años de expedición y la fatiga de miles de millas náuticas navegadas, la Nao Trinidad sufrió una grave vía de agua en su casco y en diciembre de 1522 quedó sola en la isla de Tidore. Desde allí, su compañera, la Nao Victoria, emprendió el viaje de regreso a España, y el 8 de septiembre de 1522 llegó a Sevilla, culminando la Primera Vuelta al Mundo de la historia. La Trinidad intentó regresar a España navegando hacia el Este, por la ruta del Pacífico, con 54 hombres a bordo. Sin embargo, vientos contrarios y fuertes corrientes desviaron su derrota, y se vio obligada a navegar hacia el Norte hasta llegar a la altura del paralelo 42º N, donde un fuerte temporal rompió su palo mayor y estuvo a punto de hacerla naufragar.

El frío, el hambre, la sed y la terrible enfermedad del escorbuto azotaron sin piedad al barco y sus hombres, sembrando la muerte y la desolación. Desistiendo del intento, la nao regresó de nuevo a las Molucas tras seis meses de sufrimiento y lucha con el mar, con tan solo 17 hombres supervivientes. Allí les esperaban los portugueses, que apresaron a la tripulación y abandonaron la maltrecha nao en aquellas aguas, donde exhausta y abatida, encontró su final.

Un Viaje por los Pueblos del Mundo
En la Nao Trinidad viajó Antonio Pigafetta, el principal cronista de la expedición, que logró culminar la Primera Vuelta al Mundo con la Nao Victoria. A lo largo de toda la travesía escribió un bellísimo relato sobre el viaje y sus sucesos, y una magnífica descripción de la geografía, la naturaleza y los pueblos indígenas que conocieron a lo largo del planeta: sus culturas, costumbres, creencias y vocabularios. Un magnífico relato etnográfico por los pueblos del mundo que recorrió esta primera circunnavegación.

Nao Trinidad: Construcción de la Réplica
La réplica a escala real de la nao Trinidad ha sido construida por la Fundación Nao Victoria, institución española especialista en barcos históricos. Una obra que se ha realizado en la localidad marinera de Punta Umbría (Huelva, España). Su construcción se llevó a cabo respetando sus formas y detalles con rigor histórico y aplicando los sistemas más innovadores en el sector de la construcción naval de réplicas históricas de estas características. La obra tuvo una duración de 12 meses, y la botadura del casco se realizó con éxito el 16 de marzo de 2018. La embarcación pesa unas 120 toneladas e incorpora tres mástiles y un bauprés, siendo la altura del mástil mayor de casi 25 metros desde la línea de flotación del buque hasta la perilla o parte más alta.

Materiales Utilizados en la Réplica
Se emplearon en su construcción 45 metros cúbicos de madera de iroko aproximadamente, una madera tropical de gran durabilidad y resistencia a la intemperie y los distintos agentes climáticos y meteorológicos. La réplica de la Nao Trinidad cuenta con más de 120 m2 de superficie útil en diferentes cubiertas, incluyendo el camarote del capitán y áreas de vida a bordo. Además, tiene capacidad para eventos de hasta 100 personas, ampliable según disposiciones y con instalaciones en puerto.

Datos Técnicos
La Nao Trinidad posee 4 cubiertas y puede albergar una estimación media de visitas en puerto de 2.000 personas por día. Sus dimensiones son: eslora de 28,30 metros, manga de 7,96 metros, calado de 3 metros y calado aéreo de 25 metros. Arbola 300 m2 de velamen, con maniobra de velas y aparejo fiel a la nao Trinidad del siglo XVI, utilizando más de 3 kilómetros de cabo para la jarcia firme y de labor.

Nao Trinidad: Legado y Relevancia Histórica
La Nao Trinidad representa un capítulo crucial en la historia de la navegación y los descubrimientos. Su participación en la expedición de Magallanes-Elcano fue fundamental para demostrar la esfericidad de la Tierra y la interconexión de los océanos. Este logro monumental cambió la comprensión geográfica del mundo y abrió nuevas rutas comerciales que influyeron en el curso de la historia global. Su historia sigue siendo una fuente de inspiración y un recordatorio del impacto duradero de la exploración y el descubrimiento. A través de sus travesías y desafíos, la Trinidad y su tripulación dejaron una huella indeleble en la historia, demostrando que la búsqueda de lo desconocido es una parte esencial del espíritu humano.
