Greenwich Park

Un paseo entre jardines, estrellas y relojes que marcaron la historia

Neizell
Por
Londres
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Después de recorrer los pasillos de la imponente Torre de Londres, nos embarcamos recorriendo el Támesis hacia otro de los lugares que no debíamos dejar de visitar: Greenwich Park.

Esperando para embarcar
Fábricas en el margen del Támesis

Cutty Sark: té y aventuras por los siete mares

Si hay algo que te llamará la atención nada más bajar al embarcadero, es el imponente Cutty Sark, uno de los barcos más famosos del mundo. Este velero del siglo XIX, joya de la ingeniería naval victoriana, es un emblema del comercio global, cuando el té chino era tan valioso como el oro y había que traerlo lo más rápido posible.

Velero Cutty Sark

Construido en 1869, el Cutty Sark fue diseñado para ser uno de los clippers más veloces del planeta. Su objetivo: cruzar medio mundo con cargamentos de té desde China a Londres antes que la competencia. Y vaya si lo lograba. Gracias a su diseño estilizado, velas imponentes y una estructura de hierro cubierta de madera, este velero podía devorar millas náuticas a una velocidad que hoy sigue impresionando.

Detalle de la proa

Pero los tiempos cambian, y con la llegada de los barcos de vapor, el Cutty Sark fue perdiendo protagonismo en las rutas comerciales. Aun así, tuvo una segunda vida transportando lana desde Australia y, más adelante, como barco escuela. Hoy, restaurado y elevado sobre un dique seco, se puede visitar como museo interactivo que encanta tanto a marineros nostálgicos como a niños curiosos (y a los no tan niños también).

Detalle de la popa

Greenwich Park

Continuamos hacia Greenwich Park, un parque situado en el sudeste de la ciudad con más de 70 hectáreas de historia, naturaleza, ciencia, arquitectura y, por supuesto, relojes. Muchos relojes.

Vistas Greenwich Park

Si conocieras el tiempo tan bien como yo, no hablarías de perderloEl Sombrerero Loco

Antiguo coto de caza de Enrique VIII, Greenwich Park es hoy un espacio para caminar, respirar y mirar al horizonte. Y sí, es ese horizonte el que te regalará una de las mejores vistas de Londres: desde la cima del parque, verás el Old Royal Naval College, el Támesis, y los rascacielos de Canary Wharf en un solo encuadre.

Museo Nacional Marítimo

El meridiano cero: una línea que cambió el mundo

Lo más famoso del parque, sin duda, es su meridiano de Greenwich. Esa línea imaginaria (pero muy bien marcada en el suelo con acero y latón) divide el mundo en hemisferio oriental (Este) y occidental (Oeste). Aquí nació el Greenwich Mean Time (GMT), la hora base para todo el planeta hasta la llegada del Tiempo Universal Coordinado (UTC).

El Meridiano 0

Lo curioso es que este punto no fue elegido al azar. En 1884, durante la Conferencia Internacional del Meridiano, 22 países votaron para establecerlo aquí, en el Royal Observatory. Francia se abstuvo (todavía lo están digiriendo).

Uno por el Este y otro por el Oeste

Royal Observatory: la casa de las estrellas

Fundado en 1675 por orden del rey Carlos II, el Observatorio Real se creó con una misión clara: mejorar la navegación marítima. Y es que saber la hora con precisión no era solo cuestión de puntualidad, sino de supervivencia en alta mar.

Royal Observatory

Aquí trabajó el célebre astrónomo John Flamsteed, primer Astrónomo Real, y más tarde otros nombres ilustres como Edmund Halley (sí, el del cometa). Desde estas colinas, se escudriñaron los cielos para entender mejor la Tierra.

John Flamsteed | Foto: ©wikipedia
Edmund Halley | Foto: ©wikipedia

Dentro del observatorio encontrarás telescopios históricos, relojes solares y mecánicos, exposiciones interactivas y una esfera del tiempo que aún hoy se deja caer cada día a las 13:00 en punto como en el siglo XIX. Es el Time Ball, una bola roja que baja por un mástil para marcar la hora exacta —un sistema que ayudaba a sincronizar los cronómetros de los barcos en el puerto de Londres.

Time Ball | Foto: ©rmg.co.uk

Reloj Shepherd: la hora más precisa del mundo

Justo en la entrada del observatorio, no te pierdas el Shepherd Gate Clock. Es el primer reloj público en mostrar la hora GMT al público, desde mediados del siglo XIX. Lo reconocerás porque marca las 24 horas del día en lugar de las tradicionales 12. Un símbolo del rigor británico y de su amor por el tiempo bien contado.

Detalle reloj Shepherd de 24h

También verás una colección de longitudinal clocks, utilizados por marineros y astrónomos para resolver el gran dilema de la navegación: saber dónde estaban en el mar. El trabajo de John Harrison, un humilde carpintero que inventó el primer reloj marino realmente preciso, es uno de los puntos más emocionantes de la visita.

Detalle longitudinal clocks
Junto al Sheperd

Jardines, ciervos y un té bien ganado

Greenwich Park es también un refugio natural. Puedes pasear entre árboles centenarios, detenerte en el jardín de rosas, visitar el pequeño invernadero o avistar ciervos en semi-libertad que siguen campando entre los árboles como en tiempos de Enrique VIII.

Preparando un descanso
Posando en Greenwich Park

Greenwich Market: artesanía, sabores del mundo y mucho encanto

Antes de volver al centro o seguir explorando, no puedes irte sin pasar por el Greenwich Market. Fundado en el siglo XVIII y todavía en activo, este mercado cubierto es una deliciosa mezcla de tradición e innovación. Bajo su estructura de hierro forjado, encontrarás desde arte y diseño independiente hasta antigüedades, joyería hecha a mano y regalos con alma. Es el lugar perfecto para perderse un rato curioseando entre puestos únicos.

Entrada al Greenwich Market
Interior del Mercado

Pero si hay algo que hace vibrar este mercado, es su zona gastronómica. Imagina comida callejera de calidad, aromas que van desde el curry tailandés hasta los pasteles portugueses, pasando por dumplings chinos, tacos artesanales y brownies caseros. Todo servido con sonrisas y buen rollo. Aquí no solo comes: exploras el mundo bocado a bocado. Perfecto para reponer fuerzas tras un paseo por el parque o antes de volver al Támesis con el estómago contento y el corazón un poco más lleno.

Centemplando puestos
No se podía dejar escapar la oportunidad
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Apasionado por la tecnología, el diseño y la fotografía, combino informática y creatividad en el desarrollo web. Amante de la gastronomía, el deporte y los viajes, siempre en busca de nuevas experiencias que me inspiren.
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