En una de las mejores playas de la isla, Migjorn, y en la zona de Es Còdol, entre calas de arena y roca, fusionándose con la belleza del entorno, se encuentra uno de los mejores chiringuitos, sino el mejor, de toda Formentera. Estoy hablando sin lugar a dudas de Es Còdol Foradat.
Tras 30 años siendo un referente en la isla y con dos generaciones en la familia Ferrer-Mayans, en 2020, pasa a ser gestionado por Nandu Jubany, todo un icono en la isla por su afamado restaurante Can Carlitos.
Nandu se decanta por ofrecer una cocina de producto muy marinero, sin perder la esencia de platos isleños tradiciones, con ese toque de creatividad culinaria imperceptible a nuestros ojos mundanos.
Carta amplia, repleta de producto selecto, fresco y de exquisita calidad. Cabe destacar y recomendar cualquier plato tradicional isleño, pero sobre todo Frito de Langosta de Formentera de Es Còdol con Huevo Frito. Aunque, qué queréis que os diga… cualquier plato de la carta está para chuparse los dedos.
La decoración, de la mano de su hijo Eudald, muy acorde al entorno, se caracteriza por elaboraciones en maderas, esparto y mimbre junto con algún detalle de interiorismo moderno, todo ello tan sutil que apenas lo percibes. Un detalle que me encantó, de muchos otros, pues está repleto, es el mantener el diseño de mesas y sillas de antaño, que si bien por edad no reconocemos, seguro que los más longevos le inspiran recuerdos a esos raticos de «chatos» o «culines» de vino en la taberna del pueblo.
Comenzamos nuestra degustación culinaria con una Sangría de Cava Rosé. Después de estar tomando el sol y con el sabor a sal del mar en la boca, no hay nada mejor para refrescarse. Una delicia.
De entrante nos decantamos por una Berenjena Escalibada con Sobrasada, Miel, Pipas y Parmesano. Bocado exquisito. Si no eres amante de lo vegetal, te aseguro que este plato te cambiará de por vida.
Seguidamente, nos dieron a degustar un Tartar de Atún Bluefin con Aguacate. Si no es el mejor tartar que he probado, muy seguro que éste se eleva dentro de los 3 mejores. El atún una auténtica pasada. Se notaba la frescura del producto, la maceración una maravilla y la combinación con el aguacate para tirarse de espaldas. Menos mal que las sillas eran firmes y de peso.
Otro entrante que no podíamos dejar pasar y que nos llamó la atención, al ver servir en otras mesas, es el Carpaccio de Atún Bluefin a Nuestra Manera. Que espectáculo señores… esto está de «toma pan y moja». Y es que ese aceite mojado en el pan, de masa madre, y un trocito de ventresca por encima… está de puro vicio.
Continuamos, como primer plato, con un Arroz Meloso con Gambas en Carpaccio. Exquisito, una auténtica maravilla. Arroz en su punto justo de coción y justa medida de caldo para que salga con el toque meloso pero sin llegar a estar aguado. Un sabor a mar y gamba delicioso. ¡Bravo!
Finalmente, y como colofón, llegamos al Frito de Langosta de Formentera de Es Còdol con Huevo Frito. Este plato deberían servirlo con una banda de música junto a él jajaja…¡Que espectáculo de sabores!¡Joder, que bueno! Si con el carpaccio de ventresca te faltó pan… aquí vas a necesitar una panadería, sobre todo para mojar en esa salsa tan grandiosa y en ese huevo frito. No sigo. Lo siento, es que me da por llorar sólo en recordarlo.
Esto es un no parar. Si ya con lo degustado estábamos bien satisfechos, muy amablemente, la camarera nos indica que no podemos irnos sin probar la «Neula» de Queso Fresco y Nocilla, ya que es una especialidad de la casa. Y vaya si es una especialidad. ¡Buenísima! Y para embarrarse los dedos.
Desde hoy, Es Còdol Foradat, se ha convertido en visita obligada de la isla. Tienes una playa estupenda, nada masificada, buena calidad en los productos, cocina maravillosa, calida-precio muy buena, de lo mejor que vas a encontrar en la isla. Precios elevados, sí, Formentera es cara, pero no sangrantes y si crees que esto es caro… te invito a visitar los que hay dentro del paraje de Illetes, pero te aconsejo que vayas con algún amigo cirujano que pueda extirparte algún riñón y dejarlo en fianza para cuando pidas las cervezas.
Tan encantados terminamos, que después del baño de la tarde, volvimos a repetir otra Sangría de Cava Rosé, esta vez en la zona chill-out contemplando el bello atardecer de un magnífico día.