Para conocer la importancia de cualquier edificación, es necesario saber sobre su historia. Una historia que en caso de la construcción del Castillo de Praga, no siempre ha sido favorable.
Siendo Praha una ciudad de artistas, me atrevo a hacer este símil. Los «pintores» de tal obra han ido dando pinceladas sobre un lienzo. Dando color y forma, durante más de mil años, por los continuos borrones que la historia ha forzado hacer sobre el lienzo. Pero aquí, quizás radica la grandiosidad de su obra. ¡Vamos a descubrirlo!
En el Siglo IX, en una colina cerca del Moldavia, comenzó a construirse la fortaleza más grande del planeta. Era el centro del poder del Clero, de la Nobleza y de la Monarquía.
Las constantes luchas de poder, hicieron que fuera devastado durante la Edad Media. Los monarcas, conocedores de la importancia geográfica y de poder, dedicaron grandes cantidades de dinero a su reconstrucción. Pero en 1541 un incendio volvió a destruir parte de la fortaleza, que como el «Ave Fénix»resurgió de sus cenizas, hasta que la guerra de los treinta años volvió a desbastar el castillo.
Tantas pinceladas en la construcción y reconstrucción, en tan largo período de tiempo (desde el Siglo IX, hasta el S. XX), dota al castillo de un cóctel de todos los estilos arquitectónicos que han destacado en Europa en los últimos mil años.
Actualmente sigue siendo centro de poder y es la residencia de los Presidentes de la República Checa.
Pero, su interior, lejos del típico aspecto de fortaleza medieval, está formado por Palacios, Basílicas y construcciones conectadas por pintorescas callejuelas.
Podemos encontrar:
- La Catedral de San Vito: impresionante edificación símbolo de Praga y de la República Checa.
- El Convento y Basílica de San Jorge.
- El antiguo Palacio Real.
- La Torre Daliborka, Torre Negra, Torre Blanca y Torre de la Pólvora: hostil destino para los prisioneros de la época. La de la Pólvora era el laboratorio de los alquimistas.
- Callejón del Oro: es un callejón con casitas de colores diminutas, donde vivían los orfebres. En el número 22 vivió Franz Kafka.
Pero la grandeza y belleza de esta zona de la ciudad, en mi opinión, no reside únicamente en dicho complejo arquitectónico. El Barrio que lo rodea y que tiene por nombre Hradcan o Barrio del Castillo, tiene un encanto especial que merece la pena descubrir, sin rumbo determinado.
Nosotros llegamos caminando desde el Monte Petrinsa, deleitándonos con el paisaje y los edificios que íbamos encontrando por el camino. Desde los aledaños del castillo la vista es impresionante. Sus calles con coloridos edificios, están edificados en una colina, por lo que tienen la pendiente perfecta que resalta su perspectiva, para contemplarlas , sin prisas, durante unos minutos.
Y entre esas callejuelas encontramos una muy especial. Se trata de Thunovka Street, una de las muchas de Praga, en donde se rodaron algunas escenas de exteriores de la película «Amadeus«, del director checo Milos Forman. Los que habéis visto la película de Amadeus seguro que sabréis a que calle y escena me refiero. Porque no se si conocéis , que casi todas las escenas, aunque esté ambientada en Viena, están rodadas en Praga. Ya que es la única ciudad europea que a pesar del paso de los siglos, conserva su construcción y belleza medieval.
Demasiado para lo que es, demasiado poco para lo que podría haber sido.Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)