No cabe duda de que uno de los mayores atractivos de Ibiza y Formentera son sus cristalinas aguas. Sus calas y playas ofrecen el escenario perfecto para perderse y olvidarse del bullicio en busca de tranquilidad.
Sumérgete conmigo para descubrir rincones escondidos, que no te dejaran indiferente.
Cuando planeamos pasar unos días en Ibiza, teníamos claro que queríamos descubrir los mejores secretos de la isla para comprender cual es la magia que tanto embruja a todo aquel que la visita.
Para ello, decidimos pasar un día completo navegando en sus aguas y poder llegar así a esos rincones escondidos, lejos de aglomeraciones y a los que solo es posible acceder desde el mar.
Nos pusimos en manos de a30nudos, que nos orientaron muy amablemente en todo momento. Elegimos la lancha que más nos gustó y se ajustaba a nuestro presupuesto, una de las rutas soñadas, y ¡a navegar!
Llegamos al puerto de Ibiza, y buscamos el punto de encuentro. Allí pudimos ver los mejores yates de lujo propiedad de personalidades importantes . Pero nuestra lancha no por ser más humilde tenía menos encanto! Para mí era sencillamente perfecta y reunía lo imprescindible: muchas ganas de pasarlo bien.
Además, el trato tan cercano de su propietaria (Noemí) y nuestro patrón (David) nos iba dejando pistas de que sin duda habíamos elegido la mejor opción para pasar un día de ensueño!
El día era perfecto, soleado y con esa luz especial que tiene Ibiza.
Iniciamos nuestra ruta: Ibiza-Espalmador-Illetas-Cala Saona.
La primera parada en Ibiza, fue en unas espectaculares aguas cristalinas con una acantilada costa como telón de fondo. El lugar especial, pero lo mejor de todo es que ¡estábamos solos! Allí nos dimos el primer y refrescante baño de la mañana.
Continuamos hacia otro rincón secreto, una bonita y pequeña cala que se ubica entre unos pinares y antiguas embarcaciones de pescadores. Arena blanca entre el verde de los pinos, con un intenso azul del cielo en unas aguas cristalinas con diferentes tonalidades verde azuladas y el toque de las casitas de pescadores entre las rocas.
En este mágico enclave nos dimos otro baño y el primer aperitivo de la mañana. La lancha está equipada de nevera con refrescos. Nosotros además llevamos otras bebidas y algo de fruta para refrescarnos. Música, comida, bebida en un rincón paradisiaco solo para nosotros. ¿No te parece perfecto?. ¡¡Pues aún no hemos llegado a lo mejor!!
Con un subidón de emoción por tan magníficos minutos, nos dirigimos hacia la isla de Espalmador. Para mí, el lugar más bonito del mundo.
A nado llegamos a su costa. Una extensa playa virgen de arena blanca y aguas cristalinas. Impresionante. Al llegar al extremo si la marea está baja se puede ir andando hasta Formentera a través del paso de Es Trocadors, aunque las corrientes de la zona hacen desaconsejable esta práctica.
Muy a mi pesar volvimos a la lancha. Todavía nos queda mucho por descubrir.
Bordeamos la playa de Illetas. Muchos yates fondean esta paradisíaca playa de arena blanca entre pinares y aguas transparentes. Es una de las playas más extensas y concurridas de Formentera, donde se ubican algunos de los mejores restaurantes de la isla.
Fondeados en su costa vino a buscarnos una pequeña embarcación para llevarnos a Beso Beach, chiringuito que habíamos elegido y nos había reservado Noemí para comer. Todo un acierto. Una decoración al más estilo caribeño en una ambientación muy cuidada. Y allí pudimos degustar con los pies sobre la arena, un riquísimo arroz ciego con marisco.
Tienen dos turnos de comida. Elegimos el segundo que empieza a las 16.00 horas. Después del segundo turno comienzan las copas. No nos pudimos quedar porque teníamos que seguir disfrutando nuestra lancha. Pero seguro que volveremos más tranquilamente.
Desde Illetas nos dirigimos hacia una acantilado donde a nado se puede llegar a una de sus cuevas. Una vez dentro de la gruta puedes disfrutar de un baño único en una zona en la que el color se intensifica al penetrar la luz del mar.
Y La última parada, para seguir deleitándonos, con un contraste de colores. Los rojizos acantilados en las impresionantes y cristalinas aguas junto a cala Saona. El lugar ideal para saborear un Moet Chandon, elegido para tal especial ocasión, y darnos el último baño antes del atardecer.
El regreso a puerto no podía ser menos mágico que la suma de los pequeños momentos vividos durante el día. Todavía con el sabor del champagne, la música de fondo, los colores del atardecer y la brisa del mar vamos llegando a la costa de Ibiza para finalizar sin duda, ¡¡uno de los mejores días de mi vida!!
En este video podéis ver en directo algunas de las maravillas que pudimos disfrutar. ¿Te animas a probar?
Estoy mirando, oyendo, con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra, y con las dos mitades del alma miro al mundo».Pablo Neruda