Ubicado en pleno corazón de Londres, el Buckingham Palace no es solo la residencia oficial del monarca británico, sino también un símbolo de continuidad institucional, protocolo impecable y, por qué no decirlo, cierta pompa que fascina tanto a súbditos como a turistas.

Buckingham Palace: su Historia
Pero antes de posar frente a su imponente fachada para la foto de rigor, déjame llevarte atrás en el tiempo… muy atrás.


De casa privada a símbolo del imperio
La historia del palacio comienza en 1703, pero no como podrías imaginar. En lugar de coronas y cetros, lo que había era la ambición de John Sheffield, duque de Buckingham, que mandó construir una casa de campo en lo que entonces eran las afueras de Londres. El edificio original se conocía como «Buckingham House«, una residencia de lujo pero aún sin rastro de realeza.

Todo cambió en 1761, cuando el rey Jorge III (sí, el mismo que perdió las colonias americanas) compró la casa para regalársela a su esposa, la reina Carlota. Fue entonces cuando se convirtió en la «Casa de la Reina«, una especie de segunda residencia, donde nacieron nada menos que 14 de los 15 hijos reales. Vamos, que tenía ambiente.

La llegada de la realeza a tiempo completo
El verdadero salto al estrellato lo dio durante el reinado de la reina Victoria, la primera monarca que convirtió el palacio en su residencia oficial en 1837. Victoria no solo vivió allí, sino que también fue testigo de una transformación arquitectónica en toda regla: se añadieron alas, se amplió la fachada (la misma que hoy miran miles de turistas a diario) y se convirtió en un epicentro del poder imperial.
Anécdota: Un joven llamado Edward Jones (apodado «el muchacho de la chimenea») intentó vivir durante un año en el palacio sin ser detectado. Como se escondía en las chimeneas, ensuciaba las camas donde dormía y de esta forma pudo ser aprehendido.

Por dentro, el palacio se convirtió en un desfile de opulencia: salones de baile, salas de banquetes, galerías de arte… todo decorado con lo mejor del gusto victoriano.

Dato Curioso: ¿Sabías que el palacio tiene más de 700 habitaciones? Exactamente 775: entre ellas, 52 dormitorios reales y de invitados, y 78 cuartos de baño. No está mal, ¿eh?
Siglo XX: bombardeos, bodas y coronaciones
Durante la Segunda Guerra Mundial, el palacio sufrió nueve bombardeos alemanes, uno de los cuales destruyó la capilla real. Pero en vez de huir a refugios lejanos, el rey Jorge VI (padre de Isabel II) y la reina consorte Isabel decidieron quedarse en Londres como símbolo de resistencia. La familia real ganó así un enorme respeto entre el pueblo británico.
Estoy contenta de que hayan bombardeado nuestra casa, ahora puedo mirar a las gentes del East End a los ojosReina Isabel tras bombardeo del palacio
Tras la guerra, el palacio fue testigo de grandes momentos: la coronación de Isabel II en 1953, bodas reales como la de Carlos y Diana en 1981, y también momentos más oscuros, como el luto nacional por la muerte de Diana de Gales en 1997, cuando miles de personas cubrieron sus verjas con flores.

Anécdota: En 1982 un intruso llamado Michael Fagan logró colarse en los aposentos privados de la reina Isabel II. ¿El motivo? Quería charlar con ella. Y lo hizo. Durante varios minutos. Sin que la seguridad lo interceptara.
Hoy: entre tradición y modernidad
Actualmente, el palacio sigue siendo la residencia oficial del rey Carlos III, aunque no reside allí a tiempo completo. Aun así, sigue siendo el corazón simbólico de la monarquía. Alberga eventos de Estado, recepciones oficiales, condecoraciones e incluso fiestas en los jardines reales.

Uno de los momentos más mágicos es el famoso Cambio de Guardia, que tiene lugar a las 11:30 h (siempre que el clima lo permita). El desfile de soldados con sus icónicos sombreros de piel de oso es todo un espectáculo de tradición británica en estado puro.

¿Se puede visitar Buckingham Palace?
¡Claro! Durante el verano, cuando el rey se traslada a Escocia, el palacio abre al público. Se pueden recorrer las 19 Salas de Estado, admirar cuadros de Rembrandt, Rubens o Canaletto, pasear por la Galería de la Reina, y visitar las Caballerizas Reales (Royal Mews), hogar de los caballos y carruajes ceremoniales.
Dato Curioso: Si ves la bandera Union Jack ondeando, significa que el rey no está en casa. Si está la Royal Standard, entonces sí. Vía libre para que puedas solicitar audiencia.

Desde 2024, por primera vez en casi dos siglos, se puede visitar también el «Ala Este», con una decoración inspirada en China y Japón. Allí se encuentran piezas exquisitas como lámparas en forma de loto y tapices de la China imperial del siglo XVIII.

Visitar el Palacio de Buckingham es una inmersión en siglos de historia, poder, escándalos y esplendor real. Es caminar por los mismos pasillos donde se han tomado decisiones que han cambiado el mundo. Y, quién sabe, quizás hasta veas a algún miembro de la realeza saludando desde el famoso balcón. Y aunque sus muros no hablen, no hay duda de que han visto —y escuchado— de todo.
