Amanece temprano. Los primeros rayos de sol tienen impaciencia por hacerse notar, marcando el inicio de la vida mauriciana.
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Port Louis
Fundada en 1735 por colonos franceses, es la capital y la ciudad más grande de Isla Mauricio. Su transitar es un fiel reflejo de su historia, muestra clara de su cruce de culturas, en donde sus ciudadanos sin perder sus raíces e identidad cultural, comparten un mismo sentimiento, ser mauriciano.Se convierte en cotidiano contemplar arquitecturas coloniales compartiendo espacio con pagodas chinas, templos hindúes, mezquitas…Un coctel que da carácter a la isla y que hay que tomarlo muy lentamente, para relamerse y disfrutar con cada uno de sus potentes sabores. En ese intento llegamos a la capital, visitando alguna de sus zonas más relevantes para emborracharnos de cultura.Empezamos con una de las visitas típicas de la ciudad, el Mercado Central.Desde muy temprano sus calles se agitan y se llenan de color. Los aromas a especias, frutas exóticas y comida callejera acarician el olfato, en contrapunto a los potentes y no tan agradables aromas de las “lonjas” de pescado que quedan en los alrededores.Empiezas a sentir el carácter de la isla, la disparidad. No necesito que las manecillas del reloj avancen mucho para empezar a notar la embriaguez de mi mente, que por momentos se extravía viajando a la India más auténtica.Multitud de tiendas relucen exponiendo sus joyas y una amplia variedad de moda, principalmente hindú, a todo color. Se hace notar que es la población mayoritaria en la isla. Y ¡Me gusta!La moda hindú me tiene hipnotizada desde niña. Recuerdo como dibujaba en un folio en blanco el vestido y todos los complementos, que sin entonces entender por qué, lucia Romi, en los dibujos “La vuelta al mundo en 80 días”. Me gustaba tanto, que conservaba el dibujo como un tesoro, con la finalidad de no olvidarme de él al ser mayor y poder vestirlo.El tiempo pasa, la niña crece, se hace mayor y mantiene dormidos esos recuerdos de su infancia, esa ilusión, hasta que un día de la forma más casual se da cuenta de que lo que ese personaje luce es un sari indio, una de las prendas más características de la cultura hindú, una civilización a la que no dejo de acercarme. Lloro de emoción. Ese dibujo vuelve a mi presente, haciéndome sentir sumamente feliz.Mauricio me ha regalado momentos increibles, como este primer contacto con la India. Gracias.Cauden Waterfront
A muy pocos pasos del Mercado, encontraréis la zona comercial más importante de la isla. Tiendas, restaurantes, cines, museos…rodeados de su singular arquitectura. No nos detuvimos mucho en la capital pues tenemos por delante más lugares que visitar.Templo Tamil de Kaylasson El templo Tamil de Kaylasson se ubica en el barrio de Abercrombie, al norte de Port Louis y es el mayor templo tamil de Mauricio.Fue construido en 1854 según las normas arquitectónicas de los edificios tamiles sagrados, los cuales están basados en la arquitectura piramidal Dravidiana, característica del sur de la India.El enclave es único, rodeado de frondosa vegetación tropical. Entre las blancas nubes que dibujan un cielo diferente con cada parpadeo, por los continuos vientos del índico, destacan a todo color las esculturas que hacen referencia a la mitología hindú, en un lienzo único e irrepetible a cada segundo. Y aunque es difícil dejar de contemplar esta estampa, merece la pena dirigir el paso desnudo, a su interior.El mayor contraste que presenta este templo es su llamativa decorada zona exterior en comparación con su sobrio interior, donde aguardan con sus mejores galas las esculturas que representan a sus deidades, entre ofrendas de inciensos, flores, frutos.Exotismo en estado puro, para los amantes de esta cultura.En el recorrido por la isla, es frecuente contemplar llamativos templos hindúes, de diferentes tamaños. Nos contaba nuestro taxista, las diferencias arquitectónicas que existen entre un templo tamil de uno hindú. El último es más relajado, de menos color, mientras que el templo tamil, como ya hemos podido comprobar, se caracteriza por los alegres tonos y relieves de sus fachadas.Templo hindú Maheswarnath Mandir
Entre los numerosos templos existentes, elegimos visitar el mayor y más antiguo templo hindú de la isla, Maheswarnath Mandir, situado en Triolet, construido en 1891 en honor de los dioses Shiva, Krishna, Vishnu, Muruga, Brahma y Ganesha.A su entrada, y como en todos los templos, dejamos el calzado para acceder a la zona de culto, pues así lo marcan sus tradiciones.El templo, a pesar de que podría estar mejor conservado, es muy bonito. Los colores aunque menos potentes que en los templos tamiles, también son protagonistas en las fachadas decoradas con todo lujo de detalle.La visita al igual que en el anterior es gratuita, aunque puedes dar una propina, voluntaria, que muy posiblemente te pedirán para la conservación del templo. Y si no lo has hecho a la llegada, no te vayas sin prestarle atención al árbol centenario que aguarda en el exterior del recinto.Jardín Botánico
Merece la pena cruzar bajo la estructura de la imponente y elegante verja blanca de hierro forjado que custodia uno de los jardínes botánicos más antiguos del hemisferio sur, para detenerse a contemplar y olfatear sus especias, plantas medicinales, nenúfares gigantes, árboles y flores procedentes de todo el mundo que se entremezclan con infinitas especies locales. Su origen está ligado a la historia y singularidad de Mauricio. Tiene sus orígenes en 1736, durante época colonial francesa, cuando se comenzaron a importar especias vegetales procedentes de todo el mundo, muchas de las cuales continúan a día de hoy en el jardín.Es conveniente visitarlo con guía, pues de lo contrario muchos detalles pasarán desapercibidos, como detenerte a coger ramas caídas que al partirlas huelen a las especias más características de la isla, contemplar los detalles de la savia roja de los “árboles que sangran”, caminar por los infinitos senderos de palmeras, tan frondosos que ocultan el cielo, y tener la sensación de viajar a la África más profunda, a la India más pura y a otros tantos paises exóticos, a través de sus características especies.Interculturalidad botánica, en consonancia con el espíritu de la isla, donde encontraréis además, increíbles especies animales como las tortugas gigantes, únicas y características del sur de África, ciervos, papagayos, zorros voladores…Aunque si os apetece ver a estos animales más detenidamente es conveniente hacer una visita a “La Vanile”, donde los podréis contemplar sin las rejas del cercado que aquí los retienen, pudiendo así acercaros más a ellos.Restaurante La Table du Château
El día es intenso y el hambre empieza a cobrar protagonismo. Vamos a saciar nuestro apetito en la “La Table du Château” un restaurante de variada oferta culinaria (mauriciana o internacional), rodeado de jardines y caña de azúcar, con unas vistas fabulosas a una típica construcción de época colonial, que si se desea se puede visitar, comprando una entrada adicional.Optamos por una cerveza phoenix, muy consumida en la isla y los platos más típicos de la cocina mauriciana. Comenzamos un apasionante paseo gastronómico amenizado con una agradable charla con nuestra guía Pilar, a la que escuchamos con tanta atención que no tenemos imágenes de los platos. Y es que los mejores momentos siempre suceden sin una cámara.No hay tiempo para el degustar el típico ron mauriciano. Así que lo dejamos para otra ocasión, como por ejemplo para la ruta en catamarán a la Isla de los Ciervos, en la que a falta de ofrecimiento para degustarlo no te vas a quedar.Grand Baie
Grand Baie es el núcleo de la vida turística, donde hay multitud de comercios, locales de copas y restaurantes. La bahía está repleta de barcos, hoteles, turistas y locales que conviven en armonía entre el bullicio de sus calles. Es el puerto de numerosas actividades acuáticas y excursiones a las islas del norte. Tanto, que hay casi más barcos que agua. No es el lugar que más nos emocionó.Esta iba a ser inicialmente nuestro zona elegida para alojarnos, pues pensábamos que sería buena ópcion por estar más resguardada de los vientos y gozar del mejor clima de la isla en el invierno mauriciano. Cambiamos de opinión a última hora y realmente acertamos con la elección.La Capilla del Tejado Rojo, Cap Malheureux
Cap Malheureux es el punto más septentrional de Mauricio. Tiene una panorámica fantástica a las islas del norte. Alguna de ellas fuera de la barrera de coral que protege la isla.Aquí es donde el Comandante John Abercromby desembarcó sus tropas cuando los británicos atacaron la isla por segunda vez en 1810. Pero Cap Malheureux le debe su fama a la pequeña capilla de “Notre Dame Auxiliatrice”, comúnmente conocida como la Capilla del Tejado Rojo.Es el lugar perfecto para culminar nuestro día de ruta. La iglesia es preciosa, su pequeño tamaño es más que suficiente para deleitarte y dejarte sin palabras con cada uno de sus detalles, como la almeja gigante que a su entrada es utilizada para el agua bendita. Además tuvimos la suerte de ver a unos recién casados haciéndose un reportaje de fotos mientras la visitamos.Su entorno complementa, sin restar protagonismo, al lugar. Aldeanos que juegan a la petanca en los aledaños, las barquitas de pescadores amarradas sobre el coralino mar, y un árbol gigante del que, además de numerosas lianas, caen dos columpios en los que te divertirás como un niño.El lugar es pequeñito pero el encanto es colosal. Tanto como Mauricio, esta joya del Índico.La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía.Gandhi