Mis zapatos de cristal

Selema
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La primera cenicienta, mucho anterior a la versión de Disney, incluso a la interpretación de Perrault en la que se inspira, es egipcia.

Cuenta la historia que Ródope, una joven egipcia de gran belleza (referencias  historias en las obras de Safo  y Estrabón) estaba bañándose en las aguas del Río Nilo, cuando un halcón, que según cuenta la leyenda, era el Dios Horus encarnado, le robó  una sandalia y voló hasta posarla en el regazo del Faraón en Menfis.

Nitocris-Rodopis ©Marina Bychkova

El Faraón, dominado por la curiosidad, inició  una búsqueda para encontrar a la dueña, hasta que encontró a Ródope. Nada más verla se enamoró de ella y se casaron.

Dios Horus y Rodope

Otras versiones, relatan que Ródope, tras perder su sandalia y conocer que estaba en manos del Faraón, con gran descaro se presentó en palacio desnuda de un pie. Su osadía y atrevimiento enamoró al monarca y la convirtió en su amante. Cuentan que fue enterrada en las pirámides de Gized.

Pirámides de Gized

Sea como fuere, la historia en torno al zapato, literaria o real, data desde las antiguas civilizaciones. Pero es curiosamente un hombre, quien comenzó a utilizar el tacón en el zapato. Hablo de Luis XIV, quién así por estética, intentaba aparentar ser más alto.

Luis XIV con tacones

Se extiende su uso, a todos los estamentos de la sociedad, en el siglo XIX con el desarrollo industrial.

Como dato curioso, a partir de la segunda mitad de dicho siglo, es tendencia el uso de tacón por los fotógrafos de pornografía en sus retratos. Iniciándose así una relación inseparable entre tacón y sexualidad femenina. Además como dato pícaro, el empeine de una mujer en los momentos íntimos de placer adopta una posición alargada, como si un tacón imaginario llevara. Quizás esta inconsciente asociación es una seña más de esta simbiosis entre tacón y sensualidad.

Es en los años cincuenta cuando llega el atemporal y deseado tacón de aguja.

Si en sus orígenes, el uso del zapato era estrictamente funcional, el uso estético aporta un valor añadido en la actualidad.

Pero  si cenicienta calzara en sus pies un número pequeño, aunque no por ello menos habitual en las mujeres, como el 34-35, tendría serios problemas para encontrar su zapato de cristal para ir a la fiesta y quizás el cuento perdería su magia.

Magrit colección cristal

Estoy segura que muchas mujeres se sienten identificadas con esta situación. Les apasionan los zapatos y los diseños espectaculares que pueden encontrar, pero les horroriza entrar a una tienda a preguntar si el modelo que les ha gustado está en una talla «pequeña» o incluso una talla «grande» según los cánones que el mercado ha establecido como rentable. Y desolada te quedas ante la negativa respuesta cuando sale de tu boca la temida pregunta: ¿tienen el 34-35 de algún modelo?. Porque a veces, tristemente te conformas con el diseño que han decidido fabricar en ese tamaño, más que nada, por no ir descalza.

Ilustración ©Manolo´s new shoes

Y así, con las mismas respuestas, puedes recorrer una ciudad tan pequeña como Murcia o tan grande como Madrid.

Y cuando ya en la desesperada decides «bueno…¿y si me doy un capricho?» Te viene a la cabeza que las mujeres con gran nivel adquisitivo quizás tengan los pies pequeños. Y así, con esa ilusión, eliges los modelos que te han gustado de algunas marcas prohibitivas y vas decidida a probar suerte. Y…zas!!!

En Louboutin chancleas con todos los modelos como si de una niña con los zapatos de su madre se tratara.

Y en Manolo Blahník te dicen nada más entrar: «no hay modelos en talla 34-35», quedándome perpleja y no por la respuesta a la que ya me voy acostumbrando, si no por la casualidad de que al mismo tiempo entra una entrañable clienta asiática con el pie, sin duda, no más grande que el mío.

Modelo Hangisi en talla 34

De repente  apareció en el almacén un modelo del 34 que me pude probar. Además era el modelo icónico de la firma. Hablo de los zapatos que lució el personaje de Sarah Jessica Parker en ‘Sexo en Nueva York’ el día de su boda. La verdad es que me encantó tenerlos unos minutos en mis pies, porque eran impresionantes. El color no era el que buscaba y su precio, quizás tampoco.

Pero todo cuento tiene un final feliz.
Descubrí Magrit, una firma de fabricación española de calzado, con gran trayectoria desde 1928.

En su web me enamoré de todos y cada uno de sus diseños. Y con esperanza, al ver que en muchos de ellos estaba disponible el número 35. ¡Habría que probar suerte! Y la suerte estaba en esta ocasión de mi lado, o el buen hacer de la firma.
No solo tienen el 35, sino que pusieron a mi disposición un catálogo con los modelos que podían fabricar en el 34.

Zapato colección cristal

Yo tuve la suerte de tras contactar con ellos y contarles la desesperada situación, poder ir al showroom de su fábrica en Elda, aunque creo que no es lo habitual.

Magrit colección cristal

En Madrid, además está Magrit couture, donde eliges el diseño, material y altura de tacón que prefieres. Un servicio más personalizado sin duda. La Reina Letizia es fiel seguidora de la firma luciéndolos en numerosas ocasiones. No es de extrañar porque ¡Son todos tan bonitos! Pero mis preferidos, mis zapatos de cristal, que me han hecho sentir cenicienta por un día.

Llevar sueños en los pies es empezar a hacer los sueños realidad. Roger Vivier

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Maestra de profesión y vocación. Además de enseñar, me apasiona aprender y descubrir lo mejor de cada día, de cada lugar y de cada momento.