Pringarte las manos con un Dumpling Pekinés, que tu boca arda con un Taco de Camarones como si lo comieras en Méjico DF, salivar con la intensidad de los Chupes Limeños o conocer el Umami de los Ramen en Osaka…
Desde Cabo de Palos, y de esta forma tan pintoresca, comienza la carta del restaurante «La Palera». Toda una declaración de intenciones y de lo que está por venir.
Local pequeño, con un estilismo «cool-playero» muy adecuado tanto para el lugar como para la imagen que se pretende transmitir. Cuenta con una zona de barra y un pequeño rincón «chic» en donde se entremezclan decoraciones de esparto junto con una mesita y sillones de caña y mimbre, ambientando una pequeña «sala de estar», en la que poder disfrutar de un cóctel, unas cervecitas e incluso tapear. Un toque que me recuerda a las antiguas casas de pescadores de la zona. Y por último, la zona de mesas, se sitúan fuera, en la plaza «Virgen del Mar», lugar amplio y tranquilo donde disfrutar de una noche de verano.
De nuestro viaje gastronómico se encarga el Chef José Miguel Cremades Santonja, de sobra conocido en la región por estar en los fogones del único restaurante con Estrella Michelín (La Cabaña). Su dilatada experiencia y dinamismo, le viene dado, no sólo de estos años al lado de Pablo González, sino de otros grandes restaurantes por los que ha pasado, como el Restaurante Neichel en Barcelona (1 Estrella Michelín) o Restaurante Casa Alfonso en Dehesa de Campoamor (1 Estrella Michelín).
La carta, diseñada como un pasaporte (no podía ser de otra forma más original y acertada), no es muy extensa, de unos 21 platos incluyendo postres. A modo de idea constructiva, le vendría bien algún tipo de maridaje para acompañar los platos o una reseña, en la carta, de la/s bebida/s más apropiada/s para el plato (cervezas, vinos, sake, etc), así poder dar la opción al comensal de degustar el plato con el maridaje más apropiado.
Las elaboraciones que nos vamos a encontrar son totalmente innovadoras, con una conjunción armónica y bien casadas a nivel de sabores y texturas, en donde en un mismo plato, existe una gran variedad de toques gastronómicos de diferentes culturas: México, Japón, Perú, Turquía, Italia, Inglaterra, Francia, Thailandia, China, Korea, Argentina, etc.
En nuestro viaje particular, nos sorprendieron platos tales como:
Las Ostras a la Brasa, con un sabor a ahumado (brasas) sin perder la frescura a mar que aporta este tipo de molusco y un deje picante aportado por las perlas wakame y el kizami;
Taco de Gamba al Ajillo, si eres de los que te gusta la comida picante, no puedes irte sin probarlo. Aporta un sabor fresco con la lima y el cilantro. Y el Shichimi (guindilla japonesa) hace el resto. Para llorar.
Mosqui Fish and Chips, espectacular vuelta de tuerca a este plato típico inglés donde se introduce el mujol, como materia prima, con un sofrito de caldero del famoso restaurante «El Mosqui» de Cabo de Palos;
Causa Limeña de Mujol + Mayo de Ají Limón, fusión extraordinaria del tartar de mujol en una pequeña base de patata bien especiada y troceada, todo ello bien regado en leche de tigre peruana. Sabores con matices cítricos y picantes a la par. Para repetir.
También nos encontramos con muchos otros que no puedo dejar pasar, como son el Wantong de Guacamole y Morcilla; el Ssäm Koreano de Pato; el Dumpling pekinés de Pringá + Pisto Manchego; el Tigretón – Tofe Salado + Cremoso de Choco; Cóctel La Palera.
El servicio ofrecido fue encomiable, a pesar de tener todas las mesas ocupadas, los camareros incansablemente te preguntaban si iba todo bien o si necesitabas de su atención. Destacar de un modo particular a Laura, Lydia y Kim, que gracias a su simpatía y gran profesionalidad hicieron de nuestro «foodtrip», en La Palera, una experiencia realmente agradable.
En cuanto al precio, algunos lo pueden considerar algo elevado, pero claro, el concepto de «fritanga», fuente de patatas «aceitosas» y demás términos que estamos acostumbrados a que nos sirvan en las zonas de tapas de playa, aquí no existe. La cocina de José Miguel, en La Palera, es creativa e innovadora, haciendo partícipes al comensal de la gastronomía en un lugar y un ambiente tan complicado, como es el de playa, para estos aspectos.
Enhorabuena y continúa haciéndonos viajar.