El hotel Grand Palladium Resort & Spa, está ubicado en el estado de Quintana Roo, en la afamada costa caribeña de Rivera Maya. Privilegiada situación a tan sólo 30 minutos de Playa del Carmen y de Tulum.
Al igual que otros complejos de similares características está literalmente entre la selva.
Exuberantes jardines de vegetación tropical, lagos navegables, senderos ecológicos que abren paso entre manglares, y una larga playa de 800 m de extensión de arena blanca y aguas turquesas son sus principales caraterísticas.
El complejo ofrece:
– 252 Habitaciones Estándar, 130 Junior Suites, 32 Mayan Suites y 6 Master Suites
– 9 Restaurantes temáticos a la carta con una amplia variedad de gastronomía. En los cuales puedes disfrutar del todo incluido.
– 5 Restaurantes buffet y otros servicios gastronómicos al aire libre.
– 25 Bares distribuidos por el complejo.
– 7 Piscinas de agua dulce.
– Centro de Spa & Wellness
– Salas para eventos y congresos
– Discoteca Sunset Boulevard para adultos
– Baby Club para niños de 1 a 3 años, Palladium Mini Club para niños de 4 a 12 años y Black & White Junior’s Club para adolescentes (13-19 años).
Dentro del mismo resort, puedes elegir entre 5 hoteles, de diferente categoría.
- Grand Palladium Colonial.
- Grand Palladium Katenah.
- Grand Palladium Riviera.
- Grand Palladium White Sand.
- Grand Palladium Royal Suite Yucatán
Y aunque puedes pasear y disfrutar de los servicios de todas las zonas, el Royal Suite Yucatán goza de mayor privacidad y servicios exclusivos.
Nuestra elección fue el hotel Katenah. Habitación Junior Suite en una tercera planta, en una villa muy cerca de la playa.
El complejo es gigantesco. Puedes desplazarte en unos carritos que recorren las instalaciones o pasear tranquilamente entre sus pasarelas de madera contemplando la vegetación y la fauna salvaje, acostumbrada al transitar de turistas: cocodrilos, flamencos, iguanas, tortugas…
Uno de los espacios con mayor atractivo es el Spa. Remanso de paz decorado al más puro estilo maya.
Tras dejar las pertenencias en las taquillas, antes de realizar el recorrido por circuito de hidroterapia, puedes refrescarte con una tradicional agua de Jamaica, la cual además de deliciosa y relajante, posee infinitas propiedades muy beneficiosas para el organismo.
Tras una primera ducha entramos a la sauna, y aunque la primera sensación puede resultar agobiante por la alta temperatura, le acabas cogiendo el gusto.
El recorrido a la vez de relajante es muy divertido. O al menos así lo viví yo, entremezclando risas contenidas para no romper la quietud del silencio que envuelve el lugar con la impaciencia por descubrir cada una de sus estaciones: Jacuzzi, sauna (seca y húmeda), baños de vapor, hidromasaje, cascadas, piscinas…
Consta de dos zonas, una interior, y otra exterior a la que accedes desde las serpenteantes aguas de la piscina.
El entorno perfecto, muy cuidado.
Un espacio ideal para retomar aliento después de los agotadores días de rutas descubriendo los tesoros de la península de Yukatán.
Al borde de la piscina hay un bar donde se puede disfrutar de una amplia carta de bebidas naturales, energéticas, depurativas, relajantes…
También existe la posibilidad de utilizar el gimnasio, contratar diferentes tipos de masajes y terapias (suecos, deportivos, reflexología, masajes en pareja, etc), así como solicitar los servicios de su peluquería unisex.
La extensa, cálida y turquesa playa, resguardada en toda su extensión por exóticas palmeras, entre las que puedes relajarte al vaivén de una tradicional hamaca caribeña, tal vez sea una de las imágenes publicitarias más potentes del hotel, y la primera que te viene a la mente cuando hablamos de vacaciones en Rivera Maya.
Realmente es una imagen paradisiaca, aunque puede tener ciertos matices. El entorno es especial, si bien la playa aunque no puedo ponerle pegas, no es de lo más notorio. Con esto no quiero desmerecer lo que a simple vista destaca, pero mi opinión es que hay otras playas con un encanto especial, alejadas de hoteles y excursiones guiadas, como Boca Paila, la cual me pareció un paraíso terrenal.
Así que aunque puedas pasar divertidos momentos tomando un cóctel, y dos y tres…merece la pena descubrir otros lugares de la zona. Si hablamos de playas, no todas las que visitamos me resultaron atractivas, por ello te recomiendo ser selectivo en función de tus intereses y gustos para no llevarte una desilusión.
Las instalaciones son todas excelentes. Bares junto al mar, hamacas entre palmeras, tumbonas y camas balinesas. Estas últimas, solo para huéspedes del Royal Suite.
Las piscinas también son punto de encuentro de momentos divertidos. Recuerdo especialmente una degustación de chupitos de tequila mexicanos, donde además de saborear al trago su bebida más típica, las risas están garantizadas.
La animación en el hotel es constante, sobresaliendo la simpatía y profesionalidad del equipo encargado de la programación de entretenimiento. Encontrarás actividades muy variadas a lo largo de toda la estancia y en cualquier momento del día.
La oferta gastronómica es amplia. Correcta y variada. Aunque para degustar sabores mexicanos caseros, puros y auténticos hay que visitar los lugares en los que comen los aldeanos. ¡No hay mejor experiencia!
Además del buffet, aunque no todos, probamos varios de sus restaurantes temáticos: Sumptuori (restaurante japonés) La Adelita (restaurante mexicano) y Punta Emilia (restaurante especializado en arroces, pescado y marisco).
Sin duda alguna destaco la magia del restaurante Punta Emilia. No puedes venirte de Mexico sin tener una cena romántica a los pies del Mar Caribe.
Un marco inigualable, en el que a pesar de ser un restaurante, lo que menos recordarás es la comida.
Y si la exclusiva oscuridad de la noche es alumbrada por las estrellas, no lo dudes y pide un deseo…
Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo. Filósofo Griego