Encontrar el momento para escribir sobre nuestra experiencia en el hotel Kan Tulum nos ha llevado días, meses…tiempo, demasiado tiempo.
Al llegar a casa el ruido del día a día, causado por diferentes huracanes emocionales, hizo que no encontrara ese momento de calma tan necesario para escribir con la quietud que merece la vivencia sobre nuestra estancia aquí.

Hoy, por fin, me he decidido a traer al presente las sensaciones que este alojamiento nos regaló.
El hotel
Para llegar al hotel, en la oscuridad de la noche, los caminos que atravesamos, sin asfalto, sin luz eléctrica, rodeados de selva, parecían no conducir a ningún lado. Esa es parte de su magia, estábamos muy cerca del pueblo, pero rodeados de naturaleza en el corazón de la Selva Maya.

A pesar del cansancio por las largas horas de viaje, y esa sensación de desconcierto que el yet lat produce, teníamos muy buenas vibraciones. Estábamos, por fin, en el lugar en el que tanto anhelábamos estar y que sin saberlo, tanto nos iba a regalar. No hay mayor sensación de gratitud.
Un poco sobre el hotel
El hotel destaca por su diseño bioclimático y sostenibilidad ya que para su construcción se ha priorizado el entorno natural, trasladando durante el proceso de edificación, árboles a otros terrenos para proteger la vegetación existente. Además, minimiza el consumo energético, ya que el hotel utiliza energía solar y sistemas de tratamiento de aguas grises para preservar el acuífero subterráneo.

Habitaciones
Quién no ha querido tener cuando era niño, o ha tenido, una casa en un árbol (afortunados los que sí). En mi caso, simplemente me subía a los pinos que tenía al lado de casa, jajaja. Seguro que muchos de vosotros también lo habéis hecho.

En Kan Tulum te puedes quitar esa espinita y tener la sensación de dormir en una auténtica casa de árbol pero con todas las comodidades. La base simula a la perfección las raíces de un árbol. El tronco, que respetando la altura de la propia vegetación de la selva, se eleva en varios niveles, recubriendo la construcción con materiales naturales moldeados y entrelazados a la perfección. Auténtica maravilla digna de admiración.

En interior de las habitaciones el lujo es sencillo y cuidado al detalle. La cama muy cómoda y confortable.


Su terraza, a la que apetece salir a respirar y contemplar naturaleza a cada momento, es una zona de mis zonas favoritas.

Las hay con vistas a la selva, con vistas al cenote, con piscina privada… Gustos para todos y diferentes precios. Para decidiros por la vuestra, lo mejor es verlas en la web del propio hotel.

En la copa de los «árboles dormitorio», hay dos nidos con orientaciones diferentes para ver el amanecer o el atardecer. ¡Nunca he subido escaleras con tanta ilusión!


Cenote
Pero si algo llama la atención del viajero, lo caracteriza y aporta un encanto añadido a este alojamiento, es su propio cenote.
Sí, sí, has leído bien.

¡Puedes darte un baño en este cenote y sentir la calma que transmite, en cualquier momento del día!, porque forma parte del alojamiento. Antes o después de degustar un desayuno mexicano, tomándote un cóctel en los espacios habilitados junto al mismo, o simplemente contemplarlo y llenarte de serenidad cuando te apetezca.

Lo encontraron en las exacaciones durante la construcción del hotel, y lo han integrado de forma respetuosa en este entorno tan singular y exclusivo. Os aseguramos que es un lugar con energía propia.

Piscinas
A parte de las aguas del cenote, considerado espacio sagrado para los antiguos mayas, si de quitarnos el calor sofocante del Caribe hablamos, el hotel también cuenta con una piscina principal. Como veis, hay opciones para todos los gustos.

Pequeñita, pero con muchísimo encanto. Recuerdo, con añoranza, despertarme al amanecer escuchando el sonido de los gallos y tras llenarme de paz contemplando el amanecer, ir con ilusión a darme el primer baño de la mañana, en soledad.

Justo al lado de la piscina está colgada, entre palmeras tropicales, la tradicional hamaca mexicana, otro lugar para el descanso del que también hice bastante uso.


También hay una piscina en recepción de la que el huésped puede disfrutar.

¿Qué más se puede pedir a unos días de vacaciones?
Bueno, claro que se puede pedir más. Seguro que no me equivoco si aseguro que estáis pensando en la gastronomía, pues comer es placer y en vacaciones, lo que buscamos es satisfacer todas aquellas necesidades que nos aporten felicidad.

Aunque no es un hotel todo incluido, el cual podéis tener en mente cuando se viaja al Caribe, y del cual también hemos disfrutado en nuestra primera visita a Rivera Maya, la oferta gastronómica es variada y atractiva.
Restaurantes
El hotel tiene dos espacios gastronómicos. El restaurante MOMOT y el CENOTE BAR.
Al mando, el chef Jesús Ortíz Jimenez, cuya filosofía se refleja en la elección de ingredientes orgánicos apoyando a la comunidad local y a la producción sostenible.

Restaurante Momot
El restaurante Momot, situado junto a recepción, ofrece una carta variada, con productos de calidad. Sabores mexicanos muy auténticos. Su decoración rústica con mesas y asientos de madera lo convierte en un espacio muy acogedor.


Recomendamos, si hay disponibilidad, no quedarse solamente en la entrada, pues merece la pena llegar a la parte más interior del restaurante, para disfrutar de sus amplios ventanales que permiten contemplar la exuberante naturaleza del entorno. Menú a carta, con opción a desayuno incluido en la reserva.

Cenote Bar
El entorno gastronómico por excelencia para tomarse una buena cerveza mexicana, acompañando a elaboraciones gastronómicas muy ricas. Ya que desde aquí tienes ante tu ojos una perspectiva privilegiada del cenote.

Puedes comer en la zona más elevada o descender la escaleras que te llevan junto al cenote en una pequeña cueva al más puro estilo Alí Babá. ¡Qué bien sienta un buen coctel en este entorno!

Spa y Yoga
En un alojamiento, pensado para la calma no podía faltar de zonas para la meditación, la serenidad y la calma.
El Spa, es muy pequeñito y sencillo, pero no necesitábamos más para disfrutar de dos masajes relajantes que nos llevaron al séptimo cielo.

También tiene una zona habilitada para realizar yoga, clases de baile y actividades varias, que no podemos recomendar pues no hicimos uso de ellas.
Boutique
No sé si es conveniente estar tan relajada y encontrar tanta paz y armonía en el momento en el que entre paseo y paseo todos los caminos, en vez de a Roma, te conducen a la boutique. Porque aunque es muy pequeñita tiene verdaderas maravillas de artesanías locales.

Así que entré y como no… pequé. No me pude resistir a un bolso de una marca local, dorado, hecho a mano, con detalles de piedras naturales. Lo disfruté durante nuestra posterior estancia en Azulik ya que los estilismos que tenía preparados para ese alojamiento combinaban a la perfección. A día de hoy estoy encantada de tener esta joya, que tantos buenos recuerdos me trae, en mi vestidor.

Actividades y posibilidades de ocio
El hotel ofrece diferente posibilidades de ocio, que van cambiando según temporada y es mejor ver actualizadas en su web o en redes sociales.
Destamos algunas como yoga, temazcal, conciertos, clases de baile… También ofrece servicio de alquiler de bici para visitar el pueblo, o para más comodidad te ayudan a contratar los servicios de un taxi para hacer excursiones o rutas.

Con nosotros fueron muy amables, nos recomendaron restaurantes en Tulum pueblo y tuvieron momentos de conversación siendo siempre muy agradables.

Una estancia llena de recuerdos y vivencias maravillosas que recomendamos experimentar.
¡Gracias por tanto!
